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Traspasando el país de Alicia

Todos las personas piensan que el punto medio entre el bien y el mal está justo donde ellos lo ponen. Esto es aplicable para todos los puntos que poner, incluso los finales. Quizá por eso no me cueste cerrar este discurso que se me queda ya anticuado, extraño, como escrito por quien ya, ni siquiera fui, seguro, quien no soy. Hacer dictados a lo pensado, a los sueños, esta pasado. Así es. En la época de los Justin, de los Brad y algún Duque de por aquí, ya nadie se acuesta con Cyrano. Fue sin embargo placer, la mayoría de las veces. Otras no tanto. Escribir es escribir, tan sólo y tanto. Fue en otras ego puro, aún algo guardo, agradecimiento, mentiras honradas, dudas en base a la duda, decir por decir, seriedades, mal intento de cuentos, catas, alguna mirada perdida echada a perder, balas sin salida, caricias dirigidas y algunas, incluso, de verdad. Siempre demasiado yo mismo, fuera quien fuese. Quizá error, ora que pienso que a un escritor no debe vérsele la cara. Un trabajo
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Mi amiga

Le valdría que la avala aquel amigo que solo aparece en las películas, el de las series con final feliz y los sueños donde el provenir es tan solo al aire una moneda. Aquel que evito al teclado, no fuera a ser que se me vieran demasiado los adentros en una página de Internet. Va por tanto de garantía sobrada. La escribo por buenas y malas razones, como cuando se escribe de verdad. De fundamento con mandamiento inclusive, va el que lo merece. Porque es buena bajo lo bajo que quisiera dejarse ver, porque después de tanto tiempo la pieza encaja y uno ve que el puzzle era de los imposibles, el sencillo. Les hablo que el título de este texto no me sale gratis, me costó, me cuesta, nos costará mantenerlo porque nos “semos” el hielo y el fuego, el disparate y el escaparate de los cuentos incumplidos, las ganas con las malas formas de sernos, las palabras contra los silencios, tan jóvenes como viejos, la mirada que nada dice con el arma cargada y viceversa y la viceversa de la v

Toca

Surge la idea, como eco de la resonancia del espejo del movimiento. Va. Sé. Me pongo complicado cuando hago carbones los pensamientos aunque la tinta salga del Dell que me pisa los sueños. No le culpen, es el dueño. Hoy toca vestir de lujo la idea, de soñar con que no nos restan las esperas de que el mundo puede ser mejor de lo que es, de cosernos las mallas hasta hartarnos de hartarnos al cubo y otra vez, de pedir las afrentas de la ronda que supone volvernos cuerdos con las madrugadas de traje, corbata, y lata para comer… Hoy toca consumirse en las aliteraciones que alitero para hacer frente a la afrenta de la falta de talento que me corroe los dedos, a las lágrimas que me coleccionan sin permiso el hielo derretido que me rompe… Hoy toca leerte la carta que nunca escribiste para morirme en ella, para vivirme en el margen derecho, justo donde no llegan aquellas palabras que te tiemblan en las noches, en la conciencia, en las oraciones, en esas religiones que por falda corta y

La Constancia

La constancia es quererte como nadie pudiera imaginar que se pueda querer incluso cuando no te quiero, tenerte sin tenerte, saber del vértigo que a uno le da soñar despierto, y la conciencia de estar al tanto de que estar con vos, es estar a un beso de distancia del cielo. Es mirarte ahora como te mire la primera vez, endeudado en tus andares, no pudiéndote creer. Es besarte ahora mejor que cuando te besé, con tus labios precisos en mis labios tembleques. Es vibrar, de la piel al hueso, con el día a día, con las noches donde tenerte a un par de palmos a la derecha es de largo el mejor de mis lujos.   La constancia no es que me mate como me mata tu cuerpo, es crear hogar en tu pecho, y hacerte con mis brazos un lecho para que te guardes. Es salvarte y que me salves, y contar de a uno los secretos de tus ojos, mar verde, donde me pierdo, donde quiero vivir, donde parece decirme la suerte, quédate conmigo. Es en el sur y es en el norte, justo al este del oeste donde quisier

Volverte

He vivido mucho, no tanto como para perderme pero si lo suficiente como para a veces, estar perdido. Mi corazón es ya un ministerio, el baúl donde se guardan los objetos perdidos, un olvido, un linaje de todos y cada uno de los cuentos que se han ganado, que se han perdido. Entiendo muy a mi pese, que cueste cada vez más leerme, ora que escribo del atino y el desatino juntos dentro de una cuadricula. Ni quiero, ni me pierdo el destino, venga de donde venga, sea como sea, aun cuando cueste mantenerse. Ser yo, solamente eso pidiera, ser yo aunque tú, ni él, ni los otros me quieran, solo ser, cederte el asiento a cambio del silencio, respirar y beber sin calma la copa de vino. Vendí que moriría por tus labios solo cuando fue cierto, pero esta noche, que cobro al costo las palabras, solo me sale contarte que ni miento tanto cuando vero, ni digo la mayor de las verdades cuando embusto. Si te di palabras, fue por que las ganaste, no va más. Resumiendo, un c

La Renta

Antes de invitarles a que me acompañen por estas palabras, les advertiré de que no soy objetivo. Y tampoco lo pretendo, no engaño. De los sitios que pudiera frecuentar, este, se parece mucho a un hogar. Sus manteles de ajedrez mueven pieza primero, mientras uno aún no acaba de darse cuenta, de que ha entrado en un lugar especial.  Se debe empezar por la barra, donde la caña es perfecta, de golpe y buen tiro.  Aceitunas y ensaladilla acompañan los verbos, Ahora que el alma parece estar contenta y el cuerpo va haciéndose lugar entre amigos y susurros, uno parece conseguir olvidarse que hay un mundo esperando fuera. Las yemas notan el sabor a madera vieja, y tras las voces si uno gusta, puede sentir música con sus seis letras completas. La Renta hoy, es un lugar que en su día fue un sueño. No es cosa baladí, hoy que los sueños se venden en pack de tres, en ofertas de internet, enlatados en un llevese dos y pague tres. Lo es, por el trabajo con ganas, por el excelente mimo de una idea, p

Insert Coin 2

Pongo título de cine americano para esta segunda parte, donde como dije en la primera me sigue preocupando en un cuarto de punto ser partidario. Lo asumo, y me preocupa poco, entenderán que viví el principio, aquellos tocar por tocar aún sin nombre, y que me llevó a ellos la amistad. Por todo eso no me puede el miedo cuando  afirmo que avalo ese sonido, que aun sin oídos te toca los sentidos. Hoy no me guardo secretos, está inmensa la VOZ, está Elena, el Doctor, Nelson, Marcos y la madre que los pario. Del aquel del seis de enero, perdónenme las vergüenzas, no diré mucho. Hay delicatesen que uno prefiere guardarse para si mismo. No deudo en exceso de objetividad si les digo que da el latir de corazón necesario para que un grupo suene a vivo. Lo hace como todas las cosas que hace, sin darse importancia, con pausa, con el justo toque de elegancia de quien sabe que mantener la compostura detrás de la mirada basta. De todo lo vivido, quedase este Quijote perdido con su amistad, una

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Si no estas

Te enciendo con el fuego de la llama que sale del amor que arrastro. Te absorbo con lentas bocanadas del aire sobrante que guardo. Te consumo poco a poco y lentamente te envaso en una idea que más tarde repaso en calma. Te amo sin censura desde la triste distancia que prohibe el tacto pero no la presencia del vaso en que te guardo cuando no estas.

Eusebio – Capitulo I - Santos Inocentes

Por muy fuerte que caiga, hay cosas que la lluvia no se lleva nunca. Eusebio lo sabía, por eso, aquella mañana de martes, veintiocho de diciembre de dos mil diez se había levantado con el mismo mal humor de siempre. La aguja pequeña del reloj aún no había llegado a las nueve de la mañana, pero más de cuarenta años trabajados a la espalda dejan secuelas. Una de ellas, era madrugar en exceso cuando nada se tenía que hacer. La temperatura de la casa era estable. Las ascuas de la chimenea aún resistían desde la noche anterior al frío que se adivinaba desde la ventana. Aún no había salido el sol, pero la luna parecía ya cansada de reinar, en fase menguante iba dejando a poco pasar la luz que en breve despertaría el ansia de la cuidad. Su espinazo fue el primero en quejarse. Le recordó con todo el rencor que puede asumir una espalda todos aquellos años en que anduvo mal posicionada en una triste silla de oficina. Encendió más por costumbre que por gusto la máquina que se había regalado por N

Sortilegio - Capítulo I - Génesis

Samuel siempre había sido un hombre muy dubitativo. No vivía colgado en la duda, simplemente, atendiendo a la más profunda acepción de la palabra mantenía en suspensión cualquier juicio acerca de un hecho. Desde la infancia había cogido la costumbre de alejarse de cualquier extremo. Partidario por naturaleza de los términos medios, los dogmas siempre le daban más preguntas que respuestas. Su cabello negro y liso había sido asaltado por el tiempo, contando ahora con más canas que recuerdos. Sonrió al pensar que no se acordaba de la primera vez que lo sorprendió el blanco en su pelo, simplemente sucedió, y un día cualquiera frente al espejo descubrió que en su azotea, había nevado. Era joven, más todavía en espíritu. Lucía barba grisácea, a ras, con gesto seco, pero sonrisa amable. La nariz, para algunos, quizá demasiado importante. Sus ojos eran pequeños, su mirada grande. Siempre fue pintor, pero dado que nunca vendió un cuadro, tuvo que ganarse la vida como panadero. No odiaba su trab