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Mostrando entradas de diciembre, 2011

Traspasando el país de Alicia

Todos las personas piensan que el punto medio entre el bien y el mal está justo donde ellos lo ponen. Esto es aplicable para todos los puntos que poner, incluso los finales. Quizá por eso no me cueste cerrar este discurso que se me queda ya anticuado, extraño, como escrito por quien ya, ni siquiera fui, seguro, quien no soy. Hacer dictados a lo pensado, a los sueños, esta pasado. Así es. En la época de los Justin, de los Brad y algún Duque de por aquí, ya nadie se acuesta con Cyrano. Fue sin embargo placer, la mayoría de las veces. Otras no tanto. Escribir es escribir, tan sólo y tanto. Fue en otras ego puro, aún algo guardo, agradecimiento, mentiras honradas, dudas en base a la duda, decir por decir, seriedades, mal intento de cuentos, catas, alguna mirada perdida echada a perder, balas sin salida, caricias dirigidas y algunas, incluso, de verdad. Siempre demasiado yo mismo, fuera quien fuese. Quizá error, ora que pienso que a un escritor no debe vérsele la cara. Un trabajo ...

Retrato de un Sueño

Cuenta su cuarta y media melena con un negro inadmisible para la altura de mis letras. Azabache de abismo para el que cualquier adjetivo se queda infante. Y yo, que solo obtengo sorpresas en la tinta de la pluma cuando le desborda el rizo domado que parece anochecido por el paso del tiempo, soy su testigo. Tiene el semblante inquieto y sereno, con el justo punto de brío que le da el equilibrio necesario para hacer de los imposibles, posibles. El flequillo no roza su frente, la acaricia, la engrandece, la presenta. Mujer con cara de niña, como de porcelana triste, rostro claro que parece tener de su lado los duendes invisibles. De ojos tostados como café. Profundos. La mirada es de tristeza rabiosa, precisa, despistada, perdida, delicada. Vienen sus ojos del alma, de ser de aquellas personas que se saben perdidas en el mismo momento en que acaban de encontrarse. De muchacha los parpados cuando se cierran y se hace el silencio. Suave tiene la palabra que se desliza con carácter ...

Un Cuento Diferente

Elena Rodríguez. Nunca olvidaría ese nombre. Era perfecta, de pelo rizado, como bañado por el sol cuando despierta. Simétricas, a ambos lados de su pequeña nariz, tiene las pecas mas perfectas que Dalí pudo pintar. Los ojos de bronce y una bata blanca. Ese día, que Mikel no podría olvidar, llevaba la sonrisa diferente. - Cáncer, -le dijo´… lo siento, pero es cáncer. Mike rio, mientras una lagrima cruzaba su despuntarte barbilla. Su cara era el rostro de los términos medios, tan triste como alegre, tan recio como endeble, tan lo mismo y tan fuerte… Y Elena, veterana de las malas noticias, lo miraba perpleja. De lo que aprendió nunca tubo en sus madejas tal respuesta. Sus ojos tan negros como falsas perlas debieran tener ajados los cuervos de la desesperación. Por el contrario, había miel sin pedantería, gracia, lealtad, el capricho del niño que aún no ha aprendido donde esta la línea que separa el bien del mal. De los sentidos del humor que conocía Elena, domi...

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El Cuarto de las Hadas

Quizá sea cierto y exista un lugar donde cada palabra tenga alma, donde ser, no se atraviese en la garganta y mirarse en el espejo sea una aventura Quizá sea Magia entender que es tan sencillo como dos labios que al chocar puedan llegar a decirse “Nunca te dejaré escapar” Quizá sea cierto y exista el cuarto de las hadas donde el cuento empieza y vuelve a empezar, y vuelve a empezar… Silencio… Que tus palabras no estropeen lo que dices con la mirada… Silencio… Ora que en el espejo de tus ojos está El cuarto de las hadas

Traspasando el país de Alicia

Todos las personas piensan que el punto medio entre el bien y el mal está justo donde ellos lo ponen. Esto es aplicable para todos los puntos que poner, incluso los finales. Quizá por eso no me cueste cerrar este discurso que se me queda ya anticuado, extraño, como escrito por quien ya, ni siquiera fui, seguro, quien no soy. Hacer dictados a lo pensado, a los sueños, esta pasado. Así es. En la época de los Justin, de los Brad y algún Duque de por aquí, ya nadie se acuesta con Cyrano. Fue sin embargo placer, la mayoría de las veces. Otras no tanto. Escribir es escribir, tan sólo y tanto. Fue en otras ego puro, aún algo guardo, agradecimiento, mentiras honradas, dudas en base a la duda, decir por decir, seriedades, mal intento de cuentos, catas, alguna mirada perdida echada a perder, balas sin salida, caricias dirigidas y algunas, incluso, de verdad. Siempre demasiado yo mismo, fuera quien fuese. Quizá error, ora que pienso que a un escritor no debe vérsele la cara. Un trabajo ...

La Renta

Antes de invitarles a que me acompañen por estas palabras, les advertiré de que no soy objetivo. Y tampoco lo pretendo, no engaño. De los sitios que pudiera frecuentar, este, se parece mucho a un hogar. Sus manteles de ajedrez mueven pieza primero, mientras uno aún no acaba de darse cuenta, de que ha entrado en un lugar especial.  Se debe empezar por la barra, donde la caña es perfecta, de golpe y buen tiro.  Aceitunas y ensaladilla acompañan los verbos, Ahora que el alma parece estar contenta y el cuerpo va haciéndose lugar entre amigos y susurros, uno parece conseguir olvidarse que hay un mundo esperando fuera. Las yemas notan el sabor a madera vieja, y tras las voces si uno gusta, puede sentir música con sus seis letras completas. La Renta hoy, es un lugar que en su día fue un sueño. No es cosa baladí, hoy que los sueños se venden en pack de tres, en ofertas de internet, enlatados en un llevese dos y pague tres. Lo es, por el trabajo con ganas, por el excelente mimo de un...