Todos las personas piensan que el punto medio entre el bien y el mal está justo donde ellos lo ponen. Esto es aplicable para todos los puntos que poner, incluso los finales. Quizá por eso no me cueste cerrar este discurso que se me queda ya anticuado, extraño, como escrito por quien ya, ni siquiera fui, seguro, quien no soy. Hacer dictados a lo pensado, a los sueños, esta pasado. Así es. En la época de los Justin, de los Brad y algún Duque de por aquí, ya nadie se acuesta con Cyrano. Fue sin embargo placer, la mayoría de las veces. Otras no tanto. Escribir es escribir, tan sólo y tanto. Fue en otras ego puro, aún algo guardo, agradecimiento, mentiras honradas, dudas en base a la duda, decir por decir, seriedades, mal intento de cuentos, catas, alguna mirada perdida echada a perder, balas sin salida, caricias dirigidas y algunas, incluso, de verdad. Siempre demasiado yo mismo, fuera quien fuese. Quizá error, ora que pienso que a un escritor no debe vérsele la cara. Un trabajo ...
Será en sábado de febrero, en Boadilla del Monte, en el escenario del Rock and Play donde pondrán al desnudo sus talentos un grupo de cinco.
Aviso que soy partidista, como lo soy de todo aquello que merece la pena. Y esto lo merece.
Doy fe.
Manejo información privilegiada. Aprendí en sus tanteos que la música sin ser oficio, también es trabajo, que se puede hacer arte en el combinado de amigos y guitarra, y batería, y bajo, y voz, y que hay lujo aún sin discográficas, aunque sean de sonrisas, de guiños, de un abrazo cuando un abrazo hace falta, de música sin conservantes, de tocar por sentir.
No me dieron las genéticas los juicios del oído necesarios me podrán decir. De ritmos, solo entiendo los de las palabras, para creerlo solo hace falta oírme cantar. Sin embargo, me dio la suficiente sapiencia el corazón, el instinto y alguna que otra noche de ensayo para saber que estos, la tocan de puta madre.
Percusionado mi hermano, pone en las baquetas (se alegrará de saber que sé escribirlo aunque no sepa decirlo) ese alma indomable que también les recomiendo, para las emergencias hay un doctor en el bajo, el Dr. Andrés, y una caricia hecha mujer por guitarra, Elena se llama. Puntea Nestor, al que poco conozco, y al que ya admiro los dedos. A la voz, justo a un paso del vértigo que debe de dar el proscenio, tendrán ustedes un autentico privilegio. De las cosas que tienen precio en la vida, no muchas valen tanto la pena. Decir Noemí, es decir cuerdas vocales cuando estas, están llenas de emoción.
No es menester de este que les escribe el hacer propaganda y por tanto no la hago, pero que cojones, estimen o no estimen estas letras, vayan, pasen y vean, disfruten y llévense los bolsillos del sábado llenos de música sin espinas.
Aunque ni falta que les hace.
Yo les avalo.
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