Todos las personas piensan que el punto medio entre el bien y el mal está justo donde ellos lo ponen. Esto es aplicable para todos los puntos que poner, incluso los finales. Quizá por eso no me cueste cerrar este discurso que se me queda ya anticuado, extraño, como escrito por quien ya, ni siquiera fui, seguro, quien no soy. Hacer dictados a lo pensado, a los sueños, esta pasado. Así es. En la época de los Justin, de los Brad y algún Duque de por aquí, ya nadie se acuesta con Cyrano. Fue sin embargo placer, la mayoría de las veces. Otras no tanto. Escribir es escribir, tan sólo y tanto. Fue en otras ego puro, aún algo guardo, agradecimiento, mentiras honradas, dudas en base a la duda, decir por decir, seriedades, mal intento de cuentos, catas, alguna mirada perdida echada a perder, balas sin salida, caricias dirigidas y algunas, incluso, de verdad. Siempre demasiado yo mismo, fuera quien fuese. Quizá error, ora que pienso que a un escritor no debe vérsele la cara. Un trabajo
Será en sábado de febrero, en Boadilla del Monte, en el escenario del Rock and Play donde pondrán al desnudo sus talentos un grupo de cinco. Aviso que soy partidista, como lo soy de todo aquello que merece la pena. Y esto lo merece. Doy fe. Manejo información privilegiada. Aprendí en sus tanteos que la música sin ser oficio, también es trabajo, que se puede hacer arte en el combinado de amigos y guitarra, y batería, y bajo, y voz, y que hay lujo aún sin discográficas, aunque sean de sonrisas, de guiños, de un abrazo cuando un abrazo hace falta, de música sin conservantes, de tocar por sentir. No me dieron las genéticas los juicios del oído necesarios me podrán decir. De ritmos, solo entiendo los de las palabras, para creerlo solo hace falta oírme cantar. Sin embargo, me dio la suficiente sapiencia el corazón, el instinto y alguna que otra noche de ensayo para saber que estos, la tocan de puta madre. Percusionado mi hermano, pone en las baquetas (se alegrará de