Ir al contenido principal

Traspasando el país de Alicia

Todos las personas piensan que el punto medio entre el bien y el mal está justo donde ellos lo ponen. Esto es aplicable para todos los puntos que poner, incluso los finales. Quizá por eso no me cueste cerrar este discurso que se me queda ya anticuado, extraño, como escrito por quien ya, ni siquiera fui, seguro, quien no soy. Hacer dictados a lo pensado, a los sueños, esta pasado. Así es. En la época de los Justin, de los Brad y algún Duque de por aquí, ya nadie se acuesta con Cyrano. Fue sin embargo placer, la mayoría de las veces. Otras no tanto. Escribir es escribir, tan sólo y tanto. Fue en otras ego puro, aún algo guardo, agradecimiento, mentiras honradas, dudas en base a la duda, decir por decir, seriedades, mal intento de cuentos, catas, alguna mirada perdida echada a perder, balas sin salida, caricias dirigidas y algunas, incluso, de verdad. Siempre demasiado yo mismo, fuera quien fuese. Quizá error, ora que pienso que a un escritor no debe vérsele la cara. Un trabajo ...

El cuento del Alma - Capítulo 1

Roberto seguía con el folio en blanco. Pese a llevar acumulados frente a este más minutos de los necesarios, no encontraba ningún motivo para escribir. Su editor, un avaricioso hombre de negocios, que nunca leyó un libro completo, le había dado un plazo de una semana para terminar la novela que ni siquiera había podido empezar. Para Santiago, que es como habían decidido llamar sus padres a semejante personaje antes de ser tan solo, proyecto de personaje, los motivos le traían sin cuidado. 
Aquel escritor rozaba la cuarentena de vendimias, de cuerpo excesivamente delgado, parecía gastado por la vida. Sus ojos miel hubieran pasado desapercibidos ante cualquiera, si el marco de los mismos no hubiesen sido unas descomunales ojeras. Se buscara como se buscara, en él, no se podía encontrar la belleza del dramaturgo derrotado, ni había gracia en aquel novelista vencido, ni ningún atisbo del lujo que se supone que da, que a uno le puedan llamar bohemio. Frente a la mesa, mientras se mesaba la barba, lo único que quedaban eran los resto de un cronista que se había quedado sin crónica. Con el bloqueo presionando tan a fondo, no sabía si lo que le faltaban eran las letras o las historias. Había parado su vida hace tiempo. Su primera y única novela fue lo que ahora suelen llamar Bet Sellers. Esto, suele consistir, en un libro que se vende, mucho, y contenta a casi todo el mundo menos a su propio autor. Fue este hecho, el que buscó con tanta desesperación, el que le sucumbió sin remedio en un tornado de mal vivencias excesivamente consecutivas.
El dinero, espejo de la canallesca y cojera de la raza humana, le robó lo único que realmente poseyó alguna vez, su hogar. Se perdió en tantas tallas de faldas que ya ni siquiera podía recordar cuál era la de sus pantalones. Asistió y dio fiestas de lunes a jueves, sin leyes anti-sustancias, sin límites para el balance entre los gastos y las ganancias. Se corrompió de halagos, hasta que llegó a pensar que era más de lo que se puede ser, persona.
Así, mientras ganaba casi al ritmo que gastaba, perdió de su pluma el diccionario. Sin darse cuenta o dándose, ya ni siquiera lo recordaba, en su traición se había quedado sin alma. A un paso del vértigo absoluto, con nadie a quien llamar en la agenda que no pidiera a cambio un pedazo de talonario, sabiéndose perdido y sin nada que salvar de las maletas del último año, paró.
Cerró los ojos. Durante unos segundos, no pensó. Nada, el cero absoluto, el vacío, el idioma sin sonido alguno. A poco, fue abriendo su mente, miró de nuevo aquel folio blanco, relajó sus manos, y de cero, desde su génesis, comenzó a escribir.
“He perdido el alma...”.

Comentarios

Entradas populares de este blog

La Renta

Antes de invitarles a que me acompañen por estas palabras, les advertiré de que no soy objetivo. Y tampoco lo pretendo, no engaño. De los sitios que pudiera frecuentar, este, se parece mucho a un hogar. Sus manteles de ajedrez mueven pieza primero, mientras uno aún no acaba de darse cuenta, de que ha entrado en un lugar especial.  Se debe empezar por la barra, donde la caña es perfecta, de golpe y buen tiro.  Aceitunas y ensaladilla acompañan los verbos, Ahora que el alma parece estar contenta y el cuerpo va haciéndose lugar entre amigos y susurros, uno parece conseguir olvidarse que hay un mundo esperando fuera. Las yemas notan el sabor a madera vieja, y tras las voces si uno gusta, puede sentir música con sus seis letras completas. La Renta hoy, es un lugar que en su día fue un sueño. No es cosa baladí, hoy que los sueños se venden en pack de tres, en ofertas de internet, enlatados en un llevese dos y pague tres. Lo es, por el trabajo con ganas, por el excelente mimo de un...

El Cuarto de las Hadas

Quizá sea cierto y exista un lugar donde cada palabra tenga alma, donde ser, no se atraviese en la garganta y mirarse en el espejo sea una aventura Quizá sea Magia entender que es tan sencillo como dos labios que al chocar puedan llegar a decirse “Nunca te dejaré escapar” Quizá sea cierto y exista el cuarto de las hadas donde el cuento empieza y vuelve a empezar, y vuelve a empezar… Silencio… Que tus palabras no estropeen lo que dices con la mirada… Silencio… Ora que en el espejo de tus ojos está El cuarto de las hadas

Insert Coin 2

Pongo título de cine americano para esta segunda parte, donde como dije en la primera me sigue preocupando en un cuarto de punto ser partidario. Lo asumo, y me preocupa poco, entenderán que viví el principio, aquellos tocar por tocar aún sin nombre, y que me llevó a ellos la amistad. Por todo eso no me puede el miedo cuando  afirmo que avalo ese sonido, que aun sin oídos te toca los sentidos. Hoy no me guardo secretos, está inmensa la VOZ, está Elena, el Doctor, Nelson, Marcos y la madre que los pario. Del aquel del seis de enero, perdónenme las vergüenzas, no diré mucho. Hay delicatesen que uno prefiere guardarse para si mismo. No deudo en exceso de objetividad si les digo que da el latir de corazón necesario para que un grupo suene a vivo. Lo hace como todas las cosas que hace, sin darse importancia, con pausa, con el justo toque de elegancia de quien sabe que mantener la compostura detrás de la mirada basta. De todo lo vivido, quedase este Quijote perdido con su amistad, ...