Todos las personas piensan que el punto medio entre el bien y el mal está justo donde ellos lo ponen. Esto es aplicable para todos los puntos que poner, incluso los finales. Quizá por eso no me cueste cerrar este discurso que se me queda ya anticuado, extraño, como escrito por quien ya, ni siquiera fui, seguro, quien no soy. Hacer dictados a lo pensado, a los sueños, esta pasado. Así es. En la época de los Justin, de los Brad y algún Duque de por aquí, ya nadie se acuesta con Cyrano. Fue sin embargo placer, la mayoría de las veces. Otras no tanto. Escribir es escribir, tan sólo y tanto. Fue en otras ego puro, aún algo guardo, agradecimiento, mentiras honradas, dudas en base a la duda, decir por decir, seriedades, mal intento de cuentos, catas, alguna mirada perdida echada a perder, balas sin salida, caricias dirigidas y algunas, incluso, de verdad. Siempre demasiado yo mismo, fuera quien fuese. Quizá error, ora que pienso que a un escritor no debe vérsele la cara. Un trabajo ...
Pensar, escribir y volver a pensar, en lo que pensaste, en lo que no escribiste, en lo que pensarías si volvieras a pensar, en escribir lo que no pensantes y que piensas que deberías haber pensado, en lo que escribiste, en lo que nunca serías capaz de pensar, en lo que no puedes, en lo que no debes, en lo que no te atreves…
Escribir, pensar y volver a escribir, lo que no borraste y aquello que guardas para ti, lo que no pensarías sin versos a mano, la canción, el poema o ese relato que aún nunca has pensado, lo que no sabes pensar, a lo que no llegas, lo que por mucho que quieras eres incapaz de pensar, lo que te da miedo escribir…
Pensar, escribir… y viceversa.
Comentarios
Publicar un comentario