Todos las personas piensan que el punto medio entre el bien y el mal está justo donde ellos lo ponen. Esto es aplicable para todos los puntos que poner, incluso los finales. Quizá por eso no me cueste cerrar este discurso que se me queda ya anticuado, extraño, como escrito por quien ya, ni siquiera fui, seguro, quien no soy. Hacer dictados a lo pensado, a los sueños, esta pasado. Así es. En la época de los Justin, de los Brad y algún Duque de por aquí, ya nadie se acuesta con Cyrano. Fue sin embargo placer, la mayoría de las veces. Otras no tanto. Escribir es escribir, tan sólo y tanto. Fue en otras ego puro, aún algo guardo, agradecimiento, mentiras honradas, dudas en base a la duda, decir por decir, seriedades, mal intento de cuentos, catas, alguna mirada perdida echada a perder, balas sin salida, caricias dirigidas y algunas, incluso, de verdad. Siempre demasiado yo mismo, fuera quien fuese. Quizá error, ora que pienso que a un escritor no debe vérsele la cara. Un trabajo ...
Significar sencillo como antónimo de complejo, darle carácter de estúpido, de falta de discernimiento, de evidente, de falta de argumento, es quizá, el primer paso para saber, que uno es más gilipollas de lo que se cree.
Déjenme que después de la ofensa, para quien se sienta ofendido, salde mi cuenta con la última frase.
De lo puesto en el menú de todos mis años, he solido quedarme con las respuestas sencillas, con aquellos gestos para los que no hacen falta explicaciones.
Sencilla es el alma de quien aún la tiene, la mirada de un niño. Natural la esperanza, llana la palabra del poeta que regala versos sin pedir a cambio. Humilde la lágrima del amigo que llora porque llora su amigo, espontanea la sonrisa por tu sonrisa, sinceras tus manos cogiéndome del pecho, gritando sin letras, “Vamos, no es tarde, no te des aún por vencido”.
Raso es el cielo que no te chantajea con estrellas, afable un cuerpo cuando se convierte en un hogar, inocentes las naves que sin salir, acaban de llegar. Evidentes las esencias, desnudo tu mejor despertar, corriente que no te pueda dejar de mirar.
Parcas las gracias cuando no hacen falta, familiar tú pensar, corriente esa luna que todo el mundo quiere robar para hacerla regalo. Austeras, secas, llenas, perfectas, simples con todos sus sinónimos, son esas dos palabras que dicen te quiero.
* Y ahora, perdonadme, señores,
que interrumpa este cuento
que les estoy contando
y me vaya a vivir
para siempre
con la gente sencilla.
que interrumpa este cuento
que les estoy contando
y me vaya a vivir
para siempre
con la gente sencilla.
* Versos de Pablo Neruda en su obra Oda a la crítica
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