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Traspasando el país de Alicia

Todos las personas piensan que el punto medio entre el bien y el mal está justo donde ellos lo ponen. Esto es aplicable para todos los puntos que poner, incluso los finales. Quizá por eso no me cueste cerrar este discurso que se me queda ya anticuado, extraño, como escrito por quien ya, ni siquiera fui, seguro, quien no soy. Hacer dictados a lo pensado, a los sueños, esta pasado. Así es. En la época de los Justin, de los Brad y algún Duque de por aquí, ya nadie se acuesta con Cyrano. Fue sin embargo placer, la mayoría de las veces. Otras no tanto. Escribir es escribir, tan sólo y tanto. Fue en otras ego puro, aún algo guardo, agradecimiento, mentiras honradas, dudas en base a la duda, decir por decir, seriedades, mal intento de cuentos, catas, alguna mirada perdida echada a perder, balas sin salida, caricias dirigidas y algunas, incluso, de verdad. Siempre demasiado yo mismo, fuera quien fuese. Quizá error, ora que pienso que a un escritor no debe vérsele la cara. Un trabajo ...

Un problema, dos amigos - Capítulo I

Tengo un problema.
Podría decir que es un problema serio, o bien, que es un serio problema. Juro, me decantaría por alguna de las dos opciones, pero lamento no tener las más mínima idea de la maldita diferencia que pudiera haber entre ambas. Sin embargo, si dentro de la gran, gran, gran variedad de problemas que conozco, tuviese que decidir a cual tipo pertenece el mío, si tuviera que decantarme en eso, no tendría ninguna duda, lo tendría claro.
Mi problema es de los peores. De los que no te dejan opción, de esos en los que hagas lo que hagas no dejan ya que hacer. En resumen, siendo mi problema mucho peor que otros porque es mío, es de los que te hacen decir… “Estoy jodido”.
Lo olvidaba. Junto a él (el problema), tengo dos amigos.
El suicidio quedó descartado casi desde el primer momento. Aún cuando al ver el origen de los hechos, y quedándome sordo, mudo y por la poca gracia de Diós con toda la vista que nunca tuve, fue siempre una idea bala por la cabeza. El suicidio no cuenta. Por errores de otros, no míos, aprendí que quien se arrastra por un arrebato de pena o rabia, acaba por arrepentirse sea tarde o temprano. Solo una semana basta para mirar a un mismo sitio y ver los antes visto negro como blanco, viceversa incluida.
Pudiera ser, que porque un hombre solo es siempre una mala compañía, que existen los amigos. Como decía antes, yo cuento con dos.
El corazón tiene razones que la razón no tiene. Al menos esta pudiera ser una razón, o mismamente el hueso de la duda de la traba que me corroe y embriaga, del que les hablo.
De amores ya habrán supuesto trata todo esto, o al menos de él empieza, o termina, o nada tuviera que ver con fines y empieces, y sean estas letras solo lágrimas cual lenguaje silencioso del dolor.
Si todos supiésemos lo que dicen de nosotros, no habría cuatro amigos en el mundo. yo soy uno de los que no sabe que dicen de él, por eso, supongo, como dije antes, tengo dos amigos.
Recomendaría a cualquier mujer, que nunca olvide lo que un hombre le dice cuando está enojado. En mi caso, la verdad, es que me quedé callado. Por no seguir este consejo no la culpo, por acostarse con unos de mis dos amigos sí.
Creo que va siendo hora que les presente a mis amigos…

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