Todos las personas piensan que el punto medio entre el bien y el mal está justo donde ellos lo ponen. Esto es aplicable para todos los puntos que poner, incluso los finales. Quizá por eso no me cueste cerrar este discurso que se me queda ya anticuado, extraño, como escrito por quien ya, ni siquiera fui, seguro, quien no soy. Hacer dictados a lo pensado, a los sueños, esta pasado. Así es. En la época de los Justin, de los Brad y algún Duque de por aquí, ya nadie se acuesta con Cyrano. Fue sin embargo placer, la mayoría de las veces. Otras no tanto. Escribir es escribir, tan sólo y tanto. Fue en otras ego puro, aún algo guardo, agradecimiento, mentiras honradas, dudas en base a la duda, decir por decir, seriedades, mal intento de cuentos, catas, alguna mirada perdida echada a perder, balas sin salida, caricias dirigidas y algunas, incluso, de verdad. Siempre demasiado yo mismo, fuera quien fuese. Quizá error, ora que pienso que a un escritor no debe vérsele la cara. Un trabajo ...
Te enciendo
con el fuego de la llama
que sale del amor
que arrastro.
Te absorbo
con lentas bocanadas
del aire sobrante
que guardo.
Te consumo
poco a poco
y lentamente te envaso
en una idea
que más tarde
repaso en calma.
Te amo
sin censura
desde la triste distancia
que prohibe el tacto
pero no la presencia
del vaso
en que te guardo
cuando no estas.
con el fuego de la llama
que sale del amor
que arrastro.
Te absorbo
con lentas bocanadas
del aire sobrante
que guardo.
Te consumo
poco a poco
y lentamente te envaso
en una idea
que más tarde
repaso en calma.
Te amo
sin censura
desde la triste distancia
que prohibe el tacto
pero no la presencia
del vaso
en que te guardo
cuando no estas.
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