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Mostrando entradas de marzo, 2011

Traspasando el país de Alicia

Todos las personas piensan que el punto medio entre el bien y el mal está justo donde ellos lo ponen. Esto es aplicable para todos los puntos que poner, incluso los finales. Quizá por eso no me cueste cerrar este discurso que se me queda ya anticuado, extraño, como escrito por quien ya, ni siquiera fui, seguro, quien no soy. Hacer dictados a lo pensado, a los sueños, esta pasado. Así es. En la época de los Justin, de los Brad y algún Duque de por aquí, ya nadie se acuesta con Cyrano. Fue sin embargo placer, la mayoría de las veces. Otras no tanto. Escribir es escribir, tan sólo y tanto. Fue en otras ego puro, aún algo guardo, agradecimiento, mentiras honradas, dudas en base a la duda, decir por decir, seriedades, mal intento de cuentos, catas, alguna mirada perdida echada a perder, balas sin salida, caricias dirigidas y algunas, incluso, de verdad. Siempre demasiado yo mismo, fuera quien fuese. Quizá error, ora que pienso que a un escritor no debe vérsele la cara. Un trabajo ...

Silueta

Contar los pasados suele ser el primer tropiezo para conjugar los futuros. Ese porqué perdemos las guerras, queda en las heridas, pero no por mucho empeño que le tengas, nos entra en la cabeza. Remover los tiempos que dejaron el presente suele dar como hallazgo, un obstáculo espinado para los sueños. Digo yo, que perdí en la arena, por pararme a contar estrellas, parte del corazón. Dicen de los poetas y de los que escriben poemas, que nos va mejor el aire del revés. Que la musa en nuestros brazos queda pasada por agua, que el aullar se nos pone bonito cuando sangramos, que desobedecer consejos es nuestro arte, cuando una y otra vez se nos pregunta… ¿querido amigo, donde va usted? Por mi parte, diré… Cuando mi cuaderno de notas esta vacío, acudo al abismo de mis adentros, al negro que me hace atar palabra tras palabra, al nudo sin cuerpo, al yo del ello, y el ello del yo. Busco entonces letras para hacerlas escudo, armadura, una tan buena que consiga que al mirarme al espejo,...

Negativo Femenino

La eterna promesa de escritor para quien de sus valores, nunca encontró el de venta, me parece premio más que suficiente para su consideración. Y que ya me tocaba de hace tiempo venir un rato a su lado, a tocarle el corazón. Me sabe a buen vino una comida de martes con vos. Mí querido negativo de foto. Mi lado positivo del yo, y el masculino de mí femenino, con todas las viceversas que usted quiera. Empezaré por reconocerle, lo fácil que sale convertir una comida de martes, en cena de domingo, cuando es a ti a quien tengo enfrente. Dicho queda, que con el lunes ya caído, presta a los detalles, más atención el corazón. Las mismas lunas acompañan nuestros países, lo aseguro. Da igual si quien reina, reinaba o reinará (le dejo a su merced, la elección del tiempo verbal) es princesa a destronar o califa. Al fin y al cabo, lo único que pedimos al destino, es que nos devuelva un poco de lo que le dimos. Si lo piensa, quizá no sea pedir tanto. Dices con razón, lo cual firmo como propio (y...

Si supiera

Si supiera escribir, haría un tango para contarte los otarios que lucharon por tus sabanas, los caminos que no se puden andar con pasos, las lunas que comparten con el sol colchón, tus brazos, tus pechos, tus labios, los besos que te faltaron, los sueños que te cambiaron de estación, tus piernas, tus muslos, tus parpados, todos esos sábados que por mucho pintarlos acabaron en marrón, tus sonrisas tristes, tus cargos, tus tristezas envenenadas que acabaron en cinco centímetros menos de falda, y los tantos y tantos cerrojos con los que candaste el corazón. Si supiera escribir, haría de ti un soneto comprensible, una dirección, un poder para ir en contra de la devoción, un saber perder, un buscador para las almas, un volver sin la frente marchita, un nuevo amanecer donde no haya más astro rey que tu boca. Si supiera escribir, haría de vos, porque no decirlo, otra mujer. 

El abismo

Acumulado es el cansancio que me lleva hoy a estas palabras. Vengo tenso, con el bastón de la razón demasiado apoyado en el suelo. Gastado. Con la ilusiones como cometa, volando, pero con cuerda. Escribo, a pesar de que no quiero que nadie me vea los secretos. Entro en cada línea con mimo, siendo cada palabra la última palabra que escribo. Sintiendo, dejando que el latido me marque el ritmo contrario a esta decadencia. Un amiga se acerca para mimarme las contracturas del alma, mientras que un amigo me mira con cara de asombro… ¿Tan mayor usted, y aún creyendo en molinos de viento? Así, me acerco al abismo sin nada que decirle. Y estoy tan encima y tan debajo de la noche, que me doy miedo. Sin ser quien fui, ni quien seré, queda tan solo la amalgama del recuerdo de quien ya nunca seré.  Queda eso, y un norte con la magia de devolverme los sueños. Es su nombre la tijera que corta la cuerda de esa cometa. El viento. La única forma de las admisibles de que el descreído del e...

Cruz y anverso

Ya suenan las campanas y dos mudos que no sordos manifiestan bajo un toldo el sí a la presente alianza. Ya viene el negro coche con un cuerpo de madera para convertirlo en piedra en el grito de la noche. Y baila el día y cala el silencio, ya aman los Vicenzio y calla de luto María. Ya está otra vez la vida y la doble cara de moneda, en su cruz, cuerpo de madera, y al anverso, lo que usted le pida.

El vaso donde te guardo

Te enciendo con el fuego de la llama que sale del amor, que arrastro. Te absorbo con lentas bocanadas del aire sobrante, que guardo. Te consumo, poco a poco y lentamente te envaso en una idea que mas tarde, repaso en calma. Te amo, si censura, desde la triste distancia que prohíbe el tacto pero no la presencia del vaso en que te guardo cuando no estás.

Carta abierta a un amigo

Dice mi amigo Coque que no me ande tanto por la calle de en medio. Que me plante, que decida, que termine con un órdago a la grande esta eterna partida. Me propone que entre el blanco y el negro no haga mezclas. Con razón, me advierte, que soy demasiado pequeño para seguir buscándole a la luna las cosquillas, que quizá ni las tenga, que dejé de jugar a ser poeta cuando no escribo, que coja por los huevos al sueño y le aplique el factor sorpresa. Responderle me parece sencillo, ya que le entiendo la pregunta y el consejo. Sé de la noche por sus curvas, que es de mentira. No me corrompen más de lo necesario las luces de neón. Incluso aunque llevo de lo bueno, la mejor compañía, suelo llevarme a la cama nostalgias. Melancolías eternas, de las que no se ahogan, de las que quedan tan clavadas que sacarlas, supone desangrarse. Aunque a veces ahora lo parezca, no he tachado aún de mi diccionario ninguna de las palabras que en otro tiempo fueron mi alfabeto. No he cambiado de sueños. Ni siquie...

La Zalema y yo

Pregunta un amigo, por cierto, innegociable, si La Zalema soy yo, o yo soy la Zalema. La cuestión tiene sus razones. De todas ellas, pudiera destacar que él me acompaña cuando me pueden mis debilidades. Él está también cuando aparento olvidar los valores, cuando me miento a mi mismo, cuando me vale un mensaje que no quiero para seguir viviendo, cuando me pierdo, cuando no tiro de instinto y me callo las verdades, cuando no me miro en el espejo, cuando pierdo la calma, cuando pongo por encima mis necesidades a mis verdades, cuando ni yo mismo me creo mis verbos, cuando guardo silencio, cuando estoy con tanta gente que me siento tan solo, cuando cabalgo una noche vivo mientras me muero por dentro, cuando me puede, cuando me golpea tanto esa frase de “ahora, el malo soy yo”. Él está cuando soy demasiado humano, cuando en el cajón de las letras me quedo sin palabras, cuando no escribo, cuando por sueño tengo un castigo, cuando el miedo de no tener hogar me hace nómada, cuando no sé regre...

Crítica para la crítica personal

Trasmito, tal cual, concediéndome tan solo la licencia de acentuar el “actúan” por eso de las apariencias, la crítica de un lector, al cual, principalmente, le agradezco la preocupación extrema hacia mí persona. Queda expuesto el cartel de aviso, que dice, que no convertiré esto en costumbre. Explico que tan solo respondo al ataque personal. La crítica a mis textos posiblemente será compartida en la mayoría de los casos.     Me dice así: Es muy de preocupar, aquellas personas que siendo inteligentes, manejan la palabra y por ende, la escritura, los sentimientos y las emociones. Pero que no actúan, sienten, se comportan y ni tan si quiera, llevan a la practica... en la vida Real. Dígole yo: Estimado Lector; Le aclaro, como punto primero, que no me atrae de su pinchazo la revancha. En todas mis vidas, nunca creí en la venganza. Quién me hizo daño lo sabe, tiene usted permiso y licencia concedida para preguntar. En cuestiones de duelo a espada, yo apuesto más por perdonar, aun...

Un problema, dos amigos - Capítulo VI

Tercera parte. Javier, mirival verdadero. Una vez más cena, con el estomago llenándose uno cavila mejor que de costumbre. Buen vino para agilizar los temas de burdos a profundos, más vino, mas temas que no importan, algunas copas, y la trampa. -           Confío tanto en mi mujer, que apostaría mi vida a que no se acostaría con otro hombre que no fuera yo. -           Apuestas demasiado alto – me dijo – -           Te aseguro que no, ella esta enamorada de mí, sería incapaz de hacer algo así. -           ¿qué te apuesta a que si lo haría. Picó. Demasiado fácil, la verdad. El tampoco lo supo entonces. Aceptó. La última parte fue sencilla. Dormir varias noches fuera de casa y esperar. Ahora fue a mi a quien llamaron para cenar. Javier delante, solo. Un mes y medio después, aún me sobraban 15 días. Ya lo tenía.....

Un problema, dos amigos - Capítulo V

Segunda parte. La más compleja y a la vez la más sencilla, mi mujer. Aquí tenía que afilar todas mis pobres dotes de interpretación. Empecé con la figura de marido traicionado y dolido, melancólico después, recordando aquellos tiempos buenos que ya no recordaba. Lúgubre, aquel que no sabe ni como, ni cuando va a recomponer su relación. Duró poco esta actuación, justo hasta el justo momento en que mi mujer sintió pena. No era la idea. Empezó entonces la segunda parte, el ataque. Como un torbellino lance los peores improperios que un ser cornudo pudiera lazar sobre su contraria. La enfadé, hasta volverla a enfadar, la fastidié, la cansé, la molesté, la ofendí, la irrité, la contrarié, la sofoqué, la hice odiarme, lloré, y la hice odiarme más aún, hasta que la ira de sus ojos no cupo en sus pupilas, cerré la puerta con ganas mientras le soltaba. -           Solo me hubiera faltado ya que te enrollaras con Javier. No volví a verla.

Un problema, dos amigos - Capítulo IV

Debía salir mi orgullo indemne de la situación, evidentemente el tonto de los tres era Pedro. A estas alturas de la película, se imaginarán que yo ya sabia que la cornamenta no me la quitaba ni dios. Aquello no me preocupaba más de lo necesario. Pedro y mujer me habían engañado una vez, yo lo había hecho tantas otras que ni siquiera podrían considerarse tablas como resultado de la contienda. Por fin tuve la solución, en la cabeza, donde de verdad se tienen las soluciones, aunque algunos sigan empeñados en negarlo. Ahora tocaba hacerla realidad. -           Puede que no este de acuerdo con lo que tengas que decir, pero defenderé a muerte tu derecho a decirlo Así empecé mi brillante discurso ante Pedro. La verdad es que ni la frase es mía, ni venía mucho a cuento. Pero es una de esas frases que lees en los libros y quieres soltar a toda costa como propia a la menor ocasión. ¿quién diablos dice algo así, en tal situación? Me agarré los cuajo...

Un problema, dos amigos - Capítulo III

Yo debía de estar en mi trabajo, del cual me escape con la excusa de unas nauseas horrendas tristemente provocadas por dos dedos y una garganta. La idea era darle una sorpresa a mi mujer, que debía estar en el sofá anaranjado (este idea mía) del salón, donde la deje aquejada de una pequeña y no demasiada molesta gripe. Por otra parte, mi amigo, Pedro se llamaba (supongo eso idea de sus padres, benditos los dos, pese a que yo le hubiese puesto otro nombre) debía estar en el trabajo que yo le busqué, dejándome un gran favor a convalidar a cambio. Tres personas como digo, en una situación escamosa, en una habitación pintada de malva y en un momento inoportuno. Es cierto, la cosa no hubiera sido tan grave, si de los tres, el único que no estaba desnudo no hubiera sido yo. De la cara de bobo que uno tiene en tal situación no hablo. No hace falta. Hasta aquí todo normal. Un amigo mal parido, una mujer que hace mucho ya no quería y se hartó de que uno no le hiciese caso y un hecho donde el ú...

Un problema, dos amigos - Capítulo II

Uno. El que se acostó con mi mujer, era el preferido mío, y por lo que se ve (que yo no vi), también de mi mujer. De los tres siempre fue el más atractivo, también el más tonto (la naturaleza a veces tiene el gusto de compensar una por otra). No tengo tan claro, que sea esa misma naturaleza la que nos dota de compasión. Pero quizá por ella, él siempre fue mi parte derecha del corazón. Al fin y al cabo, el siempre me necesito más en su vida que el otro, desde luego más que yo a los dos juntos. Al paso de su parca lengua, sus abundantes meteduras de pata, tanto en líos de faldas como en otros que ora no vienen de caso, con diversos enredos, siempre le vino bien la palabra de un amigo feo, es decir, mi palabra. El otro, mi amigo combativo, es aquel con quien siempre estas combatiendo. Mi listón, a pesar de que nunca admitiría que me alegro de algunos de sus fracasos. En mi interior siempre se barrunta la idea de que sus éxitos no molestan siempre y cuando sean inferiores a los míos. Es lo...

Un problema, dos amigos - Capítulo I

Tengo un problema. Podría decir que es un problema serio, o bien, que es un serio problema. Juro, me decantaría por alguna de las dos opciones, pero lamento no tener las más mínima idea de la maldita diferencia que pudiera haber entre ambas. Sin embargo, si dentro de la gran, gran, gran variedad de problemas que conozco, tuviese que decidir a cual tipo pertenece el mío, si tuviera que decantarme en eso, no tendría ninguna duda, lo tendría claro. Mi problema es de los peores. De los que no te dejan opción, de esos en los que hagas lo que hagas no dejan ya que hacer. En resumen, siendo mi problema mucho peor que otros porque es mío, es de los que te hacen decir… “Estoy jodido”. Lo olvidaba. Junto a él (el problema), tengo dos amigos. El suicidio quedó descartado casi desde el primer momento. Aún cuando al ver el origen de los hechos, y quedándome sordo, mudo y por la poca gracia de Diós con toda la vista que nunca tuve, fue siempre una idea bala por la cabeza. El suicidio no cuenta. Por ...

Veces

Hay veces, cuando miras las estrellas, que piensas, que sientes, que sueñas en grande… Hay veces que la luna tiene nombre, y no pecas si la besas, y el mundo queda pequeño… Hay veces que tu boca es beso, y entonces, ya nada importa.

Principio para final

Y llego el final… Hoy rompe nuestro día. Hoy el sol nos da la cara. Atrás queda el tiempo y cientos de mañanas en que perdíamos sueños de entre las sabanas. Atrás queda el primer amigo que nos dio su alma, el primer cigarrillo tras sonar la alarma. Atrás dejamos el abrigo, dejamos esta manta de alevosías y lujos qué de fuera nos guarda sin pedir permiso Y llego el final… Y toca, buscar morada dónde hospedar nuestra esperanza. Hoy llegamos a la orilla y tenemos el alta, un afable velero, afiladas las garras y ante todo la palabra. Tenemos un sueño y siempre alta la mirada Hoy no es el final, hoy es una voz que canta, hoy no es la meta de llegada, hoy es una bandera en alza que nos da a salida, un pistoletazo… Hoy es nuestro alba Hoy es el momento de tirar la ropa usada, volar lento con alas robadas, llenar de vinos a cascadas las copas del tiempo. Reír a carcajadas y en el intento saltar barricadas, morir por dentro, ser del viento alas y fin del cuento. En copas de plata bebimos la ...

Aquello de la sencillez y sus sinónimos

Significar sencillo como antónimo de complejo, darle carácter de estúpido, de falta de discernimiento, de evidente, de falta de argumento, es quizá, el primer paso para saber, que uno es más gilipollas de lo que se cree. Déjenme que después de la ofensa, para quien se sienta ofendido, salde mi cuenta con la última frase. De lo puesto en el menú de todos mis años, he solido quedarme con las respuestas sencillas, con aquellos gestos para los que no hacen falta explicaciones. Sencilla es el alma de quien aún la tiene, la mirada de un niño. Natural la esperanza, llana la palabra del poeta que regala versos sin pedir a cambio. Humilde la lágrima del amigo que llora porque llora su amigo, espontanea la sonrisa por tu sonrisa, sinceras tus manos cogiéndome del pecho, gritando sin letras, “Vamos, no es tarde, no te des aún por vencido”. Raso es el cielo que no te chantajea con estrellas, afable un cuerpo cuando se convierte en un hogar, inocentes las naves que sin salir, acaban de llegar. Evid...

Decima con espina

Ora que no estás, te siento. Yo, solo tengo presente y tú, ya nada, ausente te quedaste sin aliento. No hay forma de que te cuente, tarde llego al nudo que me ata, tarde sé y tarde entiendo que la pregunta es la errata. Cierto, sois vos quien me mata si me das vida muriendo.

Silvio y la sonrisa

Silvio buscaba entré el gentío que compartía café aquella mañana un trozo de nada, cuando de improvisto se encontró con una sonrisa que no pudo creer. El trato familiar del camarero le sirvió para hacerse con su nombre. Diana. De ella le atrajeron los instintos, el carácter y lo que no se ve cuando se mira. No pudo, ni quiso resistir entonces el impulso de escribir. Sacó su viejo cuaderno de notas, arrancó una hoja con sumo cuidado y comenzó a escribirla: De mí podría decir que por apostar por la magia, suspendí en la infancia todas las asignaturas de forestales y ahora desconozco como se abren la mayoría de los caminos. De anticipado pido excusas si fallo en forma o tiempo. Dado que desconozco los ojos dispuestos a leer estas palabras, espero en serio no ser tomado por vendedor de humo.     Dice parte de mí, que me dedique a coser las suturas, que me arregle los papeles de la cordura, que salde la cuenta en números rojos del olvido, que cuelgue las botas en el gancho ...

El poema de Joel

Terminado el poema, Joel, lo revisó por primera vez completo. Su cabeza, fue entonces viaje, gusto, meditación, sentimiento. Pensó, que en un martes que amanece como lunes, cabe sobrada la afirmación que afirma que la musa, debe de estar en otra parte. Mejor, no preguntarse con quien. El frío le corroía las entrañas. Sin lágrimas en los ojos, se odió. Las mentiras se hacen más evidentes escritas en un papel. De las verdades solo le llegó el aroma que le avisaba de su falta de talento. Enamorado hasta los huesos, a lo mejor que se puede aspirar es a que no te devoren el corazón. Hizo una segunda lectura, más una tercera. Paró en un segundo cuarteto que habla de su pelo, de sus ojos duende, de todos aquellos besos que no le cabían en los labios, del final y el principio de los cuentos. Demasiada materia y una alarmante falta de esencia, ningún verso contiene en sí mismo un abrazo. Pensó, que en un martes que amanece como lunes, cabe la posibilidad de entre todas las profesiones, elegir ...

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El Cuarto de las Hadas

Quizá sea cierto y exista un lugar donde cada palabra tenga alma, donde ser, no se atraviese en la garganta y mirarse en el espejo sea una aventura Quizá sea Magia entender que es tan sencillo como dos labios que al chocar puedan llegar a decirse “Nunca te dejaré escapar” Quizá sea cierto y exista el cuarto de las hadas donde el cuento empieza y vuelve a empezar, y vuelve a empezar… Silencio… Que tus palabras no estropeen lo que dices con la mirada… Silencio… Ora que en el espejo de tus ojos está El cuarto de las hadas

Insert Coin 2

Pongo título de cine americano para esta segunda parte, donde como dije en la primera me sigue preocupando en un cuarto de punto ser partidario. Lo asumo, y me preocupa poco, entenderán que viví el principio, aquellos tocar por tocar aún sin nombre, y que me llevó a ellos la amistad. Por todo eso no me puede el miedo cuando  afirmo que avalo ese sonido, que aun sin oídos te toca los sentidos. Hoy no me guardo secretos, está inmensa la VOZ, está Elena, el Doctor, Nelson, Marcos y la madre que los pario. Del aquel del seis de enero, perdónenme las vergüenzas, no diré mucho. Hay delicatesen que uno prefiere guardarse para si mismo. No deudo en exceso de objetividad si les digo que da el latir de corazón necesario para que un grupo suene a vivo. Lo hace como todas las cosas que hace, sin darse importancia, con pausa, con el justo toque de elegancia de quien sabe que mantener la compostura detrás de la mirada basta. De todo lo vivido, quedase este Quijote perdido con su amistad, ...

Sortilegio - Capítulo I - Génesis

Samuel siempre había sido un hombre muy dubitativo. No vivía colgado en la duda, simplemente, atendiendo a la más profunda acepción de la palabra mantenía en suspensión cualquier juicio acerca de un hecho. Desde la infancia había cogido la costumbre de alejarse de cualquier extremo. Partidario por naturaleza de los términos medios, los dogmas siempre le daban más preguntas que respuestas. Su cabello negro y liso había sido asaltado por el tiempo, contando ahora con más canas que recuerdos. Sonrió al pensar que no se acordaba de la primera vez que lo sorprendió el blanco en su pelo, simplemente sucedió, y un día cualquiera frente al espejo descubrió que en su azotea, había nevado. Era joven, más todavía en espíritu. Lucía barba grisácea, a ras, con gesto seco, pero sonrisa amable. La nariz, para algunos, quizá demasiado importante. Sus ojos eran pequeños, su mirada grande. Siempre fue pintor, pero dado que nunca vendió un cuadro, tuvo que ganarse la vida como panadero. No odiaba su trab...