Todos las personas piensan que el punto medio entre el bien y el mal está justo donde ellos lo ponen. Esto es aplicable para todos los puntos que poner, incluso los finales. Quizá por eso no me cueste cerrar este discurso que se me queda ya anticuado, extraño, como escrito por quien ya, ni siquiera fui, seguro, quien no soy. Hacer dictados a lo pensado, a los sueños, esta pasado. Así es. En la época de los Justin, de los Brad y algún Duque de por aquí, ya nadie se acuesta con Cyrano. Fue sin embargo placer, la mayoría de las veces. Otras no tanto. Escribir es escribir, tan sólo y tanto. Fue en otras ego puro, aún algo guardo, agradecimiento, mentiras honradas, dudas en base a la duda, decir por decir, seriedades, mal intento de cuentos, catas, alguna mirada perdida echada a perder, balas sin salida, caricias dirigidas y algunas, incluso, de verdad. Siempre demasiado yo mismo, fuera quien fuese. Quizá error, ora que pienso que a un escritor no debe vérsele la cara. Un trabajo ...
Contar los pasados suele ser el primer tropiezo para conjugar los futuros. Ese porqué perdemos las guerras, queda en las heridas, pero no por mucho empeño que le tengas, nos entra en la cabeza. Remover los tiempos que dejaron el presente suele dar como hallazgo, un obstáculo espinado para los sueños. Digo yo, que perdí en la arena, por pararme a contar estrellas, parte del corazón. Dicen de los poetas y de los que escriben poemas, que nos va mejor el aire del revés. Que la musa en nuestros brazos queda pasada por agua, que el aullar se nos pone bonito cuando sangramos, que desobedecer consejos es nuestro arte, cuando una y otra vez se nos pregunta… ¿querido amigo, donde va usted? Por mi parte, diré… Cuando mi cuaderno de notas esta vacío, acudo al abismo de mis adentros, al negro que me hace atar palabra tras palabra, al nudo sin cuerpo, al yo del ello, y el ello del yo. Busco entonces letras para hacerlas escudo, armadura, una tan buena que consiga que al mirarme al espejo,...