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Traspasando el país de Alicia

Todos las personas piensan que el punto medio entre el bien y el mal está justo donde ellos lo ponen. Esto es aplicable para todos los puntos que poner, incluso los finales. Quizá por eso no me cueste cerrar este discurso que se me queda ya anticuado, extraño, como escrito por quien ya, ni siquiera fui, seguro, quien no soy. Hacer dictados a lo pensado, a los sueños, esta pasado. Así es. En la época de los Justin, de los Brad y algún Duque de por aquí, ya nadie se acuesta con Cyrano. Fue sin embargo placer, la mayoría de las veces. Otras no tanto. Escribir es escribir, tan sólo y tanto. Fue en otras ego puro, aún algo guardo, agradecimiento, mentiras honradas, dudas en base a la duda, decir por decir, seriedades, mal intento de cuentos, catas, alguna mirada perdida echada a perder, balas sin salida, caricias dirigidas y algunas, incluso, de verdad. Siempre demasiado yo mismo, fuera quien fuese. Quizá error, ora que pienso que a un escritor no debe vérsele la cara. Un trabajo

Ruptura

Es tan cierto que uno cae, como lo es que por naturaleza no quiere seguir en el suelo.

Lo sé, porque como tú, yo también he caído.

Sé del complot de las emisoras cuando ponen precisamente al encender la radio aquella canción que tú nunca pondrías, sé que ahora las noticias hablan de tasas y medias del divorcio en España, sé que los labios contrajeron una hipoteca con el dolor que hoy no pueden pagar, sé que la risa se esfumó, y la carcajada es una utopía, sé que detrás de la primera lagrima vendrá el vendaval cada uno de los días que la memoria se ponga conmigo a jugar, sé que me tiemblan las manos, que se me quiebra la voz cuando intento gritar, sé que el alma ha menguado para instalarse de nudo en la garganta, sé que me tengo que reinventar, sé que no debiera preguntarme más por lo que fue, por lo que pudo haber sido, sé que cuando miro al vacío realmente miro en mi interior, sé que aunque agarro la mano del amigo que me ayuda a ponerme en pie de nuevo estoy loco por dejarme caer, sé que una parte de mí murió aquel día que descubrí que en lugar de sueños vivía pesadillas, sé que a veces llena tanto la rabia que no se puede comer, sé que hoy la luna es tan solo una mancha en el cielo, sé que me costará esta noche decidir el lado de la cama donde dormir, sé que aunque no quiera volveré a caer en esa primera lagrima, en los ojos encendidos, en las manos temblando, sé que me costará mucho valor el tan solo querer acercarme a otros labios…

De verdad que sé todas estas cosas, por eso, cada minuto, cada sesenta segundos me recuerdo que he decidido estar bien. Y a veces funciona, a veces duermo bien, incluso sueño, a veces me ilusiono, a veces me miro al espejo y me siento orgulloso, a veces quiero que me den mano cuando repartan de nuevo las cartas.

Es entonces cuando merece la pena cambiar el engaño por el talento, y decirse que una ruptura es el principio y no el final.

Comentarios

  1. Parece una buena reflexion,que no es el final...espero apliques bien el cuento.....bsos.Una muleta(holandesa,de vos)

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  2. lO DICHO POR LA HOLANDESA, APLICATE EL CUENTO Y YA SABES, PA ALANTE QUE DIRIA UN CASTIZO.
    BESOS

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  3. Haggot, que verdad tan triste y a la vez tan esperanzadora. Un saludo de una zalemera.

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