Ir al contenido principal

Traspasando el país de Alicia

Todos las personas piensan que el punto medio entre el bien y el mal está justo donde ellos lo ponen. Esto es aplicable para todos los puntos que poner, incluso los finales. Quizá por eso no me cueste cerrar este discurso que se me queda ya anticuado, extraño, como escrito por quien ya, ni siquiera fui, seguro, quien no soy. Hacer dictados a lo pensado, a los sueños, esta pasado. Así es. En la época de los Justin, de los Brad y algún Duque de por aquí, ya nadie se acuesta con Cyrano. Fue sin embargo placer, la mayoría de las veces. Otras no tanto. Escribir es escribir, tan sólo y tanto. Fue en otras ego puro, aún algo guardo, agradecimiento, mentiras honradas, dudas en base a la duda, decir por decir, seriedades, mal intento de cuentos, catas, alguna mirada perdida echada a perder, balas sin salida, caricias dirigidas y algunas, incluso, de verdad. Siempre demasiado yo mismo, fuera quien fuese. Quizá error, ora que pienso que a un escritor no debe vérsele la cara. Un trabajo

Invictus

Es cierto, lo reconozco, lo primero que hice fue huir, de los álbumes, de los recuerdos, de los lugares que pisé, de cualquier cosa que pudiera sentarme frente a un espejo que mostrará lo que fui. Luego, también me equivoqué, y quise volver a pisar de nuevo el camino andado, y me rompí porque al recorrer esos pasos nunca encontré la pista que llevaban sus huellas tan lejos de mí. Llegué a culparme de los fracasos ajenos, y lavé tantas veces las manos, como veces la hube tocado. De postre pensé en el abandono, en tirar la toalla, y cometí el mayor de mis errores, pensé que si no era ella, no sería nadie. A sinceras, me mentí hasta perder de vista mi nariz, para que doliera menos.

Pero no hablaré esta noche de mi mala inversión, ni contaré como suspendí económicas en el último trimestre, que no salga de mí ni el cómo, ni él porqué me arruiné comprando todas aquellas preguntas para las que no había inventadas respuestas. No van estas letras de lo que hoy, es sucio pasado. Sin olvidar lo vivido, es al futuro a quién hoy escribo.

Permítame pues su señoría, que esta noche dejé aparcado en el parking del olvido nuestros fantasmas, nuestros pasados, nuestras venganzas. Que esta noche sean mis palabras una nueva forma de desnudar el alma, la esperanza, el sueño. Que vallan las letras sin dedicatoria firmada al pretérito.

Imagina por un momento que no nos han vencido, que seguimos invictos, vírgenes de corazón, que aún hay posibilidades de salir campeón. Cierra los ojos un momento y sueña que tu imaginación es libre de nuevo. Palpa el latido lento, deja que se erice tu piel, pon de nuevo aquella canción que hablaba de primavera, cuenta con los dedos de las manos cuantos besos de verdad te quedan y súmale cien, o mil, o mejor, multiplícalos por un millón.

Ya con el papel en blanco, pintemos de nuevo.

Y pienso, le pese lo que les pese a los pasados de mi mochila, retar de nuevo al alma. Sin armas, pretendo asistir a la lucha, sin trucos y con la cara descubierta. Y descubrir aquellos escondites que desconozco, y jugarme de nuevo el pulso al “puede que me vea”, y volver a contar los meses como días, y conseguir que el mundo vuelva a temerme, porque ya no voy solo, porque vuelvo a aprender a volver a nacer, porque siento, porque lloro, porque pese a todas las trabas he fundado hogar en la isla del tesoro.

Y pienso  moldear mi alma hasta que quepa en puño, que quepa en la boca, que quepa en un beso, que quepa en otros labios, que sangren por primera vez con la rabia que da la razón cuando está de tu lado.

Pienso no morirme, aunque muera en el intento.

Palabra de honor.

Comentarios

Entradas populares de este blog

La Constancia

La constancia es quererte como nadie pudiera imaginar que se pueda querer incluso cuando no te quiero, tenerte sin tenerte, saber del vértigo que a uno le da soñar despierto, y la conciencia de estar al tanto de que estar con vos, es estar a un beso de distancia del cielo. Es mirarte ahora como te mire la primera vez, endeudado en tus andares, no pudiéndote creer. Es besarte ahora mejor que cuando te besé, con tus labios precisos en mis labios tembleques. Es vibrar, de la piel al hueso, con el día a día, con las noches donde tenerte a un par de palmos a la derecha es de largo el mejor de mis lujos.   La constancia no es que me mate como me mata tu cuerpo, es crear hogar en tu pecho, y hacerte con mis brazos un lecho para que te guardes. Es salvarte y que me salves, y contar de a uno los secretos de tus ojos, mar verde, donde me pierdo, donde quiero vivir, donde parece decirme la suerte, quédate conmigo. Es en el sur y es en el norte, justo al este del oeste donde quisier

Traspasando el país de Alicia

Todos las personas piensan que el punto medio entre el bien y el mal está justo donde ellos lo ponen. Esto es aplicable para todos los puntos que poner, incluso los finales. Quizá por eso no me cueste cerrar este discurso que se me queda ya anticuado, extraño, como escrito por quien ya, ni siquiera fui, seguro, quien no soy. Hacer dictados a lo pensado, a los sueños, esta pasado. Así es. En la época de los Justin, de los Brad y algún Duque de por aquí, ya nadie se acuesta con Cyrano. Fue sin embargo placer, la mayoría de las veces. Otras no tanto. Escribir es escribir, tan sólo y tanto. Fue en otras ego puro, aún algo guardo, agradecimiento, mentiras honradas, dudas en base a la duda, decir por decir, seriedades, mal intento de cuentos, catas, alguna mirada perdida echada a perder, balas sin salida, caricias dirigidas y algunas, incluso, de verdad. Siempre demasiado yo mismo, fuera quien fuese. Quizá error, ora que pienso que a un escritor no debe vérsele la cara. Un trabajo

Ruptura

Es tan cierto que uno cae, como lo es que por naturaleza no quiere seguir en el suelo. Lo sé, porque como tú, yo también he caído. Sé del complot de las emisoras cuando ponen precisamente al encender la radio aquella canción que tú nunca pondrías, sé que ahora las noticias hablan de tasas y medias del divorcio en España, sé que los labios contrajeron una hipoteca con el dolor que hoy no pueden pagar, sé que la risa se esfumó, y la carcajada es una utopía, sé que detrás de la primera lagrima vendrá el vendaval cada uno de los días que la memoria se ponga conmigo a jugar, sé que me tiemblan las manos, que se me quiebra la voz cuando intento gritar, sé que el alma ha menguado para instalarse de nudo en la garganta, sé que me tengo que reinventar, sé que no debiera preguntarme más por lo que fue, por lo que pudo haber sido, sé que cuando miro al vacío realmente miro en mi interior, sé que aunque agarro la mano del amigo que me ayuda a ponerme en pie de nuevo estoy loco por dejarme caer,